Los principios SOLID agrupan cinco lineamientos que buscan que el diseño orientado a objetos sea flexible, mantenible y fácil de extender en el tiempo. Este enfoque no es una moda pasajera: se apoya en décadas de experiencia acumulada por la comunidad de ingeniería de software y sigue vigente en equipos que construyen sistemas modernos.
En esencia, SOLID propone dividir responsabilidades, aislar cambios y favorecer dependencias estables. Al aplicar estos principios desde la primera iteración de un proyecto o durante una refactorización, logramos estructuras de código más previsibles, testeables y amigables para el equipo.
El acrónimo SOLID resume cinco principios: Single Responsibility, Open/Closed, Liskov Substitution, Interface Segregation y Dependency Inversion. Cada letra expone un problema habitual del desarrollo orientado a objetos y sugiere una pauta para resolverlo sin sacrificar claridad ni rendimiento.
El propósito de SOLID es guiar la construcción de sistemas modulares dentro de la programación orientada a objetos. Cuando cada componente tiene responsabilidades definidas y depende de contratos estables, los cambios localizados no rompen otras partes del sistema y los equipos pueden evolucionar la aplicación sin sobresaltos.
Los principios fueron sistematizados por Robert C. Martin a principios de la década del 2000, aunque se apoyan en ideas previas de Barbara Liskov, Bertrand Meyer y otros referentes. El término SOLID se expandió rápidamente porque ofrecía un marco simple para discutir decisiones de diseño sin caer en teorías abstractas difíciles de llevar al código diario.
Un software que crece sin un esquema claro termina acumulando dependencias cíclicas, clases enormes y pruebas unitarias frágiles. Los principios SOLID reducen el riesgo de:
Aplicar SOLID no solo beneficia al código, también impacta en la planificación y la comunicación. Con un código más modular es más sencillo estimar esfuerzos, dividir tareas y detectar defectos. Además, la documentación se vuelve más corta porque el diseño se explica a sí mismo mediante clases que reflejan conceptos del dominio.
Veamos un caso simple en Java. Supongamos una clase que gestiona facturas, envía correos y registra métricas. Todas esas tareas dentro de una única clase violan varios principios a la vez.
class FacturaService {
void crearFactura(Factura factura) {
// lógica de negocio
}
void enviarMailConfirmacion(Factura factura) {
// integración con un servicio SMTP
}
void registrarMetricas(Factura factura) {
// llamada a un servicio externo de métricas
}
}
Al refactorizar, podemos separar responsabilidades y depender de contratos definidos, dando el primer paso hacia SOLID incluso antes de profundizar en cada principio.
interface EnviadorDeCorreo {
void enviarConfirmacion(Factura factura);
}
interface RegistroMetricas {
void registrarCreacion(Factura factura);
}
class FacturaService {
private final EnviadorDeCorreo enviadorDeCorreo;
private final RegistroMetricas registroMetricas;
FacturaService(EnviadorDeCorreo enviadorDeCorreo,
RegistroMetricas registroMetricas) {
this.enviadorDeCorreo = enviadorDeCorreo;
this.registroMetricas = registroMetricas;
}
void crearFactura(Factura factura) {
// lógica de negocio principal
enviadorDeCorreo.enviarConfirmacion(factura);
registroMetricas.registrarCreacion(factura);
}
}
Esta reorganización prepara el terreno para aplicar SRP, DIP e ISP: cada colaboración queda expresada mediante interfaces y podemos cambiar la implementación concreta sin tocar el núcleo de negocio.
En los siguientes apartados del curso profundizaremos en cada principio, su motivación, casos de uso frecuentes y estrategias de implementación modernas.