Cada metodología responde a contextos distintos. Antes de decidir si conviene un enfoque predictivo, un marco iterativo como Scrum, o un tablero de flujo continuo tipo Kanban, conviene evaluar sistemáticamente las dimensiones que siguen.
Utiliza este tema como cuestionario. Cada sección incluye preguntas detonantes, ejemplos reales y recomendaciones prácticas para ajustar la metodología según el proyecto.
El número de personas condiciona el diseño del proceso. En un equipo pequeño, la comunicación ocurre de forma espontánea y las decisiones pueden tomarse en una sola llamada. En equipos medianos surgen subgrupos, dependencias cruzadas y la necesidad de coordinar agendas. Los equipos grandes requieren capas de gobernanza, representantes por área y herramientas colaborativas para no perder trazabilidad.
Preguntas detonantes:
Si la respuesta revela un equipo extenso, combina ceremonias globales (planificaciones y retrospectivas generales) con sesiones técnicas por subequipo, y refuerza el uso de tableros digitales para evitar silos.
La incertidumbre puede originarse en el negocio (no se sabe si el producto tendrá adopción) o en la tecnología (se probará una arquitectura novedosa). Cuanto más incierto el camino, más valor aportan los ciclos cortos, las entrevistas frecuentes con usuarios y los experimentos controlados. Cuando la incertidumbre es baja, la organización puede invertir más tiempo en documentar y cerrar contratos.
Recomendaciones:
Requisitos estables son la base del modelo en cascada: se documentan, se aprueban y se implementan sin sorpresas. Requisitos variables reclaman backlog dinámico y ceremonias frecuentes para repriorizar. Ignorar esta realidad genera retrasos y frustración, ya que el plan original no refleja lo que el negocio necesita semanas después.
Buenas prácticas:
El calendario define el ritmo del equipo. Si el patrocinador exige resultados en pocas semanas, cada iteración deberá cerrar con un incremento demostrable. Si el proyecto tiene meses por delante pero depende de hitos externos (licitaciones, auditorías), conviene mezclar planificación detallada con revisiones parciales.
Checklist:
Responde estas preguntas y elige la metodología que mejor se ajuste: entregas quincenales para plazos cortos o fases con hitos mensuales para proyectos extensos.
La madurez combina habilidades técnicas, experiencia colaborando y capacidad de mejora continua. Equipos maduros se autoorganizan, identifican impedimentos y usan retrospectivas para ajustar el proceso. Equipos inmaduros necesitan roles claramente definidos, guías paso a paso y mentoría cercana.
Indicadores de madurez:
Si la madurez es baja, prioriza metodologías que incluyan coaching, artefactos educativos y herramientas de seguimiento detallado.
Integraciones con otros sistemas, aprobaciones legales, servicios de terceros o equipos de infraestructura pueden frenar el avance si no se coordinan desde el inicio. Cada dependencia debe identificarse, asignarse a un responsable y tener un plan alternativo en caso de retraso.
Mapa de dependencias sugerido:
Esta información ayuda a decidir si se requiere un enfoque formal con reuniones de seguimiento o si basta con acuerdos informales.
Todo proyecto tiene riesgos, pero no todos se toleran por igual. Un banco puede aceptar retrasos leves, pero no fallas de seguridad; una startup puede tolerar experimentos fallidos, pero no perder el lanzamiento. La metodología debe reflejar este apetito de riesgo.
Paso a paso:
Revisa este mapa en cada hito para ajustar la metodología sin esperar a una crisis.
Sector público, salud, aviación o contratos B2B suelen requerir evidencia documental: especificaciones, actas de aprobación, matrices de trazabilidad. Si esto es imprescindible, la metodología tiene que reservar tiempo para producir, revisar y almacenar estos artefactos.
Consejos prácticos:
La relación con el cliente determina la cadencia de revisiones. Si la comunicación es semanal, las metodologías iterativas sacan ventaja. Si el cliente solo dispone de tiempo mensual o trimestral, planifica demostraciones estructuradas que permitan reunir feedback suficiente en cada encuentro.
Plan recomendado:
Con esta información, ajustar la metodología se vuelve un ejercicio consciente y no una improvisación de último momento.